Por eso es necesario entender que la participación infantil no solo beneficia a la infancia, sino también a la sociedad al formar ciudadanos comprometidos y conscientes de sus derechos y responsabilidades.
- Desarrollo y autonomía personal: al involucrarse en procesos de toma de decisiones en grupo, la retroalimentación potencia sus capacidades y se identifican como ciudadanos con plenos derechos ayudando en su crecimiento en un entorno que los toma en cuenta.
- Habilidades sociales: les permite desarrollar habilidades al interactuar con otros y expresar sus opiniones. La interrelación social fomenta solidaridad, tolerancia, respeto por los demás, la vida en comunidad ayuda a todos.
- Autoestima y sentido de valor: se sienten importantes y considerados cuando se les incluye en las decisiones que afectan a su entorno, al valorar sus opiniones son parte de su barrio de la ciudad, los incentiva a querer y cuidar el entorno donde crecen y juegan.
- Responsabilidad e independencia: fomenta la responsabilidad y la independencia al permitirles tomar parte activa en asuntos que les conciernen.
- Se educa en cultura ciudadana: desde corta edad se entiende el contexto para su cuidado y el rol que tiene en la ciudad para desarrollarse en comunidad.