viernes, 6 de abril de 2018

NIÑEZ, CIUDAD Y NATURALEZA

La presión de la ciudad hacia la naturaleza es una realidad que confronta las posibilidades de habitar en equilibrio con las plantas y animales, Lamentablemente esta positiva relación se está reduciendo, se pierden y se pervierten áreas verdes, ecosistemas, áreas con posibilidades ambientales cómo humedales, lomas, cerros, ríos, costa marina. 

Está fricción trae evidentes problemas ambientales, con ello la salud de la población corre riesgos latentes cuando se permiten focos de contaminación al aire, al agua, al suelo, entre otros, esto por desconocimiento, por ignorancia o por desidia. Sus efectos son parte de la realidad, el cambio climático no es un hecho aislado, ya los estamos viviendo en las inundaciones, los cambios bruscos de temperatura, friaje, olas de calor.

Esta circunstancia dramática nos cuestiona ¿qué posibilidades se tiene para crecer y desarrollarnos? ¿qué papel juegan nuestros niños? 


Está en ellos la clave del cambio, asumir una educación ambiental, ecológica es urgente a desarrollar de manera persistente desde acciones y estrategias que los concientice del problema y que los empodere como actores fundamentales para revertir los efectos del cambio climático. Son la reserva moral que permite avizorar con esperanza el futuro.

Llaxta Wawa asume ese reto, toma con preocupación la situación del país, se responsabiliza en su trabajo de impartir, difundir y establecer liderazgos en los niños, para que los beneficios se proyecte hacia la familia, el barrio y la ciudad.

Se está trabajando dentro de la estrategia de urbanismo y arquitectura infantil, la importancia del medio ambiente, desarrollando estrategias de micro intervención ecológica, desde la casa incentivando la creación de maseteros decorativos y productivos, o la instauración de mini huertos urbanos según las posibilidades de espacio en su hogar.

Un segundo nivel de intervención es el barrio, en la participación, organización y gestión infantil se promueve la construcción de micro activadores ambientales, son espacios que fomentan el desarrollo de micro ecosistemas que se inician en la plantación de árboles con nombre propio, después arbustos y finalmente flores.

Pequeñas acciones, grandes logros.


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