Una ciudad se muestra en sus
espacios públicos, su vitalidad se percibe en la vida urbana que se desarrolla
gracias a la interrelación de su gente, y se enfatiza en la apropiación de
estos espacios por los niños.
Un niño se apropia de un espacio
público cuando encuentra seguridad, libertad para jugar, opciones para crear,
posibilidades para compartir con otros niños.
Los espacios públicos son para
los grandes, queramos o no, pocas veces se apunta el diseño a los niños, cuando
son ellos los que revitalizan y ensalzan el lugar en sus juegos y
ocurrencias.
Espacios públicos sin niños no
tienen razón de ser.
Foto: Parque de los sombreros. El Tambo. Huancayo. 2014
Milton Marcelo Puente
Arquitecto
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