Una ciudad inclusiva posee
infraestructura en distintos niveles de movilidad, para el peatón y las
bicicletas son las más importantes en este tiempo.
La bicicleta para los niños es un
gran instrumento lúdico en el conocimiento de la ciudad y el afianzamiento de
ciudadanía. Desde el aspecto urbano, los recorridos son más prolongados, se
pueden conocer otros barrios, visitar espacios públicos y hacer uso de
equipamientos. En el aspecto social establecen redes de interrelación
comunitaria entre niños, con los vecinos y con los habitantes.
Lamentablemente el auto en su
protagonismo excesivo limita y corta determinadas ciclovías, quebrando la
movilidad de los actores urbanos más vulnerables en la ciudad.
Para revertir esta dinámica se
deben establecer circuitos fluidos apuntando a los niños como usuarios base,
los beneficiarios serán adultos, ancianos, discapacitados y al final se estará
construyendo una ciudad inclusiva, una ciudad recorrida por todos.
Foto: Paseo en bicicleta en la Comunidad Nativa de Shivankoreni, Echerate, Cusco. 2013
Milton Marcelo Puente
Arquitecto
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